Los implantes dentales son como raíces artificiales, que se han creado para sustituir los dientes que se han perdido o que están ausentes.
Los implantes dentales, actualmente, están fabricados de titanio químicamente puro, que ha sido sometido a un tratamiento especial de superficie que garantiza la oseointegración en el hueso.
Su principal característica es que son capaces de integrarse con todos los tejidos naturales de la boca sin causar ningún tipo de reacción extraña en el organismo.
Una vez el cirujano coloca el implante en el hueso, comienza el proceso de oseointegración, que suele durar unas 12 semanas. Cuando se produce la oseointegración, el implante queda firmemente unido al hueso y es cuando puede soportar la carga de una prótesis que cumpla con todos los requerimientos funcionales y estéticos similares a un diente natural.
Otra importante característica de la oseointegración es que es verdaderamente estable a lo largo del tiempo, por lo que se podemos afirmar que los implantes dentales son tratamientos que se pueden disfrutar durante muchos años.